En nuestra Residencia, los alumno/as no sólo realizan sus estudios, sino que también se intenta crear un buen clima de acogida. Los alumno/as, orientados por los educadores, aprenden a convivir, a cooperar y a ser solidarios con los compañeros más pequeños y más débiles que requieren un mayor respeto y ayuda, suprimiendo las conductas negativas en su formación. Todo esto se consigue desde la aceptación de unas normas básicas de convivencia que se les da a conocer al comienzo del curso y se les irá recordando a lo largo del mismo.
Conocer y respetar las normas de convivencia establecidas contribuyen a conseguir un clima de trabajo adecuado y el respeto debido a las personas, al material y a las instalaciones. La puntualidad, urbanidad y disciplina son valores importantes a tener en cuenta y que favorece la aceptación de las normas.
Contribuye al buen clima de convivencia, no sólo el respeto y afecto mutuo entre los residentes, sino también entre todas las personas que colaboran en la educación de los mismos. Buscamos despertar el sentido de los valores consagrados en el Evangelio y una actitud de cercanía y respeto hacia los más pequeños y necesitados. Queremos construir la convivencia entre todos y estamos convencidos de que convivir es educarse para el presente y para el futuro. No basta con la formación intelectual y apostamos por una educación en valores desde el humanismo cristiano.