Esta temporada, escápate a Castilla y León y ¡aprovecha las ventajas de su nuevo bono turístico!

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El turismo familiar se ha convertido en uno de los principales recursos que todos los destinos están tratando de explotar. Y lo hacen para atraer a esos perfiles de viajeros y turistas que, como consecuencia de los nuevos hábitos generados por la pandemia, buscan escapadas y vacaciones seguras y con un contacto social reducido.

Desde hace tiempo, Castilla y León se ha especializado en este tipo de turismo que ofrece a las familias multitud de posibilidades para disfrutar de la naturaleza, la cultura o la gastronomía. Y, para hacértelo a la vez más sencillo y económico, ahora pone a tu disposición el nuevo bono turístico #DisfrutaCastillayLeón2021. Se trata de una tarjeta prepago en dos modalidades que te ofrecerá importantes descuentos en los establecimientos y actividades turísticas de la Comunidad, que estén adheridos a esta campaña. Por un lado, las tarjetas ‘Disfruta’ tienen asociada una subvención del 50% de los gastos y las tarjetas ‘Disfruta Plus Agencias’ se beneficiarán de un descuento del 60% en los gastos que incluya el paquete turístico contratado con alguna de sus agencias de viajes. 

Conoce aquí todas las ventajas del nuevo bono turístico #DisfrutaCastillayLeón2021

Entre la enorme oferta de turismo que Castilla y León tiene para ofrecerte, podríamos destacar algunos lugares que vale la pena conocer.

Burgos, cuna de la Historia

La ciudad de Burgos posee una situación privilegiada en la que se cruzan tres importantes rutas turísticas y culturales de Castilla y León: la Ruta de El Cid, el Camino de Santiago francés y la Ruta de Carlos V. Atesora entre sus principales joyas su catedral, donde descansa el legendario Cid Campeador, o el Monasterio Santa María Real de las Huelgas.

Pero, antes de que los romanos impusieran definitivamente la impronta de la historia en las tierras burgalesas, ya había dado señales de vida el hombre prehistórico. Prueba de ello son los importantes descubrimientos realizados en Ojo Guareña y Atapuerca, a pocos kilómetros de la capital. Allí se conserva uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo para el estudio de la evolución humana.

Aranda de Duero, centro de la comarca de la Ribera del Duero, es una populosa e industrial localidad, fundada en el s. IX, durante la repoblación cristiana. Villa de realengo desde el s. XIII, fue corte en el reinado de Enrique IV y sede de un concilio eclesiástico en 1473. Gozó de gran prosperidad entre los siglos XIV y XVI, siendo un importante nudo de comunicación vial entre las dos Castillas, Aragón y Francia. La extensa red de bodegas medievales (s. XII-XIII) socavadas bajo su casco histórico testimonia una añeja tradición vitivinícola que aún pervive con un sector floreciente y que puede conocerse mejor en el CIAVIN, Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino y en la Bodega de las Ánimas. De su patrimonio monumental destacan las iglesias góticas de Santa María la Real (s. XV-XVI), con aire de catedral y una espléndida portada isabelina; y, sobre un pequeño promontorio, la más antigua iglesia de San Juan (s. XIV-XV), que hoy alberga un Museo Sacro y donde se celebró el concilio arandino. Son también de interés la casa-palacio de los Berdugo (s. XV), la ermita de Nuestra Señora de las Viñas, el Museo de Cerámica, el Museo Casa de las Bolas, el Museo del Tren y el puente medieval de las Tenerías. De su gastronomía sobresale por supuesto el lechazo asado, su especialidad, que puede maridarse con una selecta carta de vinos de la Ribera del Duero.